lunes, 23 de junio de 2008

ESPECTRO CONTINUO DEL USO DE LA FUERZA



Todo programa de entrenamiento policial debe comenzar con el estudio del Espectro Continuo del Uso de la Fuerza (E.C.U.F.). Este consiste en la descripción y aplicación a casos prácticos de los Niveles de Fuerza. En las policías zulianas estos niveles son cinco (discriminados en tres grupos: Niveles Ordinarios, Nivel de Transición y Niveles Extraordinarios). Los mismos implican una progresión ascendente en el uso de la fuerza que comienza con la Presencia, y se continúa con el Diálogo, para pasar al Contacto Físico ( defensa a manos vacías), luego tenemos el Uso del Bastón Policial ( actualmente se usa mayormente el Bastón Extensible o Telescópico, aunque en algunas policías se continúa usando- o por lo menos, se prevé su estudio en el Programa de Formación- el PR-24 o Tonfa Policial) y se finaliza con el Uso del Arma de Fuego.

Son criterios para el uso diferenciado de la fuerza los siguientes:

1. El nivel de fuerza a aplicar no lo decide el funcionario sino la conducta del ciudadano.

2. El funcionario debe mantener el menor nivel de fuerza posible para el logro de la misión.

3. En ningún momento debe haber daño físico innecesario, ni maltratos morales a los ciudadanos objetos de la acción policial.

La conducta del ciudadano, como determinante del uso diferenciado de la fuerza, supone que la dosificación de ésta última tomará en cuenta una progresión en el comportamiento ciudadano y la proporcionalidad con cada uno de los grados de intensidad, de modo que entre intimidación psíquica y agresión mortal se gradúe la fuerza partiendo de la presencia ostensiva hasta el uso del arma de fuego.





Esto de ninguna manera implica que se tenga que pasar por cada uno de estos niveles para llegar al Uso del Arma de Fuego. Lo que significa es que cada nivel de fuerza aplicado debe responder a una necesidad de defensa específica, que no puede ser resuelta por el funcionario con un nivel de fuerza inferior sin poner en mayor riesgo su integridad física. La idea es neutralizar al infractor usando un nivel de fuerza apropiado y tratando por todos los medios de no usar una fuerza letal, salvo cuando sea estrictamente necesario.

NUESTRO entrenamiento, hace hincapié en formar un funcionario con clara conciencia de la responsabilidad que recae sobre sus hombros al portar un arma de fuego o cualquier otro medio o instrumento que se pueda ubicar dentro de los Niveles Extraordinarios. Está demostrado que más del 90% de los casos se pueden resolver usando los dos primeros niveles de fuerza, esto es: Presencia y Diálogo.

La Presencia implica mantener una actitud apropiada, que demuestre seguridad y confianza en nosotros mismos; una imagen acorde con el trabajo policial; una posición táctica, que nos permita reaccionar ante cualquier ataque actual o inminente y que emplee adecuadamente la distancia.

Al establecer el Diálogo, el funcionario deberá usar un tono de voz apropiado, que no delate un posible temor, que sea audible, que llegue al infractor y a las personas que se encuentren en las cercanías...Deberá utilizar este instrumento tan valioso tomando en cuenta los diferentes sub-niveles que implica, esto es: la Investigación, la Persuasión, la Disuasión, la Advertencia y la Amenaza. Otra vez es necesario aclarar que esa gradación en los Sub-niveles del Diálogo Policial no necesariamente excluye la posibilidad de pasar de un sub-nivel inferior al más alto sin pasar por los sub- niveles intermedios. Es el ciudadano el que determina con su conducta el nivel de fuerza a utilizarse.

En el Contacto Físico nos encontramos con Defensas Blandas, Defensas Duras y la Estrangulación. Las técnicas que podrían enmarcarse como defensas Blandas son las técnicas basadas en puntos de presión para resistencias pasivas, llaves de control e inmovilizaciones, entre otras; mientras que las Defensas Duras utilizan los atemis (golpes a puntos vitales), proyecciones, luxaciones articulares...; por su parte, las estrangulaciones que se utilizan en la defensa policial son básicamente sanguíneas, basadas en la presión sobre las carótidas para evitar el flujo de sangre al cerebro.

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